Mi primer maratón... ¡Bajo tierra!

¿Les cuento de mi primer maratón? Fue la V Edición de la Maratón Untertagemaraton. Bueno, comienza el viernes 8 de Diciembre de 2006 cuando llamó Erwin por la noche, más o menos a las 20:00 horas y confirmamos que saldríamos desde su casa a las 4:30 horas el sábado, para iniciar nuestro viaje a mi primer maraton... Y va a ser por debajo de la tierra, en una mina en la localidad de Thüringen, Alemania.


Me acosté temprano para descansar bien, pero a las 23:00 horas me desperté y ya no pude conciliar el sueño. ¿Por qué? ¿Ansiedad, miedo o instinto de supervivencia? Puntualmente a las 4:30 horas salimos con el coche de Erwin rumbo a Thüringen. En Nürnberg recogimos a Manfred. Viajamos aproximadamente 350 km. A las 9:00 horas llegamos a nuestro destino, retiramos los números y fuimos en un vehículo hasta la entrada de la mina.


Esperando el ascensor me invadió un sentimiento de ansiedad que desapareció, de pronto, al entrar en él. El tiempo adentro me parecía corto, para una distancia tan larga de nada más que 700 metros... hacia bajo. Mi asombro fue grande cuando se abrió la puerta del ascensor y ver el tunel iluminado. Parecía una obra de arte que ni Miguel Angel, ni Picasso, ni ningún otro artista podrían describir.

Nos cambiamos de ropa y nos pusimos los cascos, me sentí un poco ridículo, pero era necesario por si había algún desprendimiento de rocas del techo de la mina.


3... 2... 1... Ya comenzó mi primer maratón. Salí atrás del todo del grupo y en medio de la oscura galería perdí pronto a mis companeros de vista, ya que sólo hay luz cada 50 metros. La música que se escuchaba en la salida desapareció de repente y me encontré en una masa de gente en un túnel, corriendo, subiendo una montana. Es difícil poder entender o describir que debajo la tierra los túneles no son llanos como uno se los imagina, sino que durante el recorrido (cuatro vueltas de 10,5 km) tuvimos que realizar subidas y bajadas. Un corredor tenía en su casco dos pajitas de gaseosa, que simbolizaban las antenas de una hormiga, me sentí como que todos nosotros éramos como hormigas.


 

Transcurrió la primera vuelta, mientras tanto me cansé de sacar fotos de ese paisaje natural, creado por la mano del hombre. Después de los 20 km oí que me llamaban: "¡Julio!". Era mi amigo Erwin que iba mucho más adelante que yo y venía por otro túnel diferente que en este lugar se unía con el que yo seguía, pero separados por una soga. Antes de llegar al km 30 casi no podía correr por los calambres que tenía en las piernas, el calor (26ºC) seca los músculos.


Despacio y solo iba intentando terminar los últimos 10 km, pero no era el único, porque delante y atrás mío había corredores que también estaban en la misma situación que yo. Nos alientábamos mutuamente, casi sin vernos la cara. En penumbras corríamos hacia nuestra meta, los ansiados 42 km. Y de pronto... luces, música, aplausos, flashes de las cámaras de fotos. Me recibieron como si yo fuera el primero en llegar y así me sentí. Un sentimiento especial. ¡Y lo logré! ¡Qué emoción, mi primer maratón!... Y por debajo de la tierra. Soy un minero más en el mundo...


Julio Barreto